lunes, 3 de enero de 2011

Los mandalas para niños

Este tema me pareció TAN importante siempre, pero nunca tengo el suficiente tiempo como para desarrollarlo, por ahora les dejo un texto Dolores Fernández, que esta bastante claro, también hay unos links para que vayan chusmeando besos, Faby.

 De un tiempo a esta parte se ha producido un fenómeno expansivo de ofertas con la temática “mandala”. En las librerías podemos encontrar varios títulos de libros con mandalas para colorear, agendas y textos con fundamentos del mandala. También hay varias páginas Web que ofrecen teoría, técnica para el dibujo y mandalas para pintar. En el caso de los niños es importante dedicar un tiempo para elegir dibujos sencillos, con una estética apropiada y que se adapten a cada edad. Personalmente me siento más cómoda con los trabajos de Sutra Ress y Marie Pré. Ambas tienen varias publicaciones y algunas de ellas dedicadas a los niños más pequeños. En cuanto a las páginas www.free- mandala.com ,
www.geschichteinchronologie.ch/ps/mandala son algunas de las muy variadas alternativas que contienen una amplia variedad de dibujos para colorear además de presentarlos en forma ordenada y dentro de un contexto que ayuda a optimizar el uso de este recurso.

Sobre las bondades de los mandalas, podemos decir que favorecen la atención y potencian la concentración. Al colorear atentamente, los niños suelen centrarse, mostrarse más calmos y serenos. La actividad es útil también porque nos ofrece a todos la posibilidad de meditar a un nivel profundo con un correlato material externo, lo cual es muy valioso especialmente en nuestra cultura occidental que es más extrovertida que la oriental. En el caso de los niños el ingreso al mundo mágico es más sencillo; sin embargo, podemos a través de los mandalas, favorecer la estimulación del hemisferio cerebral derecho donde rige la creatividad y la intuición. Por medio de estos dibujos, nos dirigimos a este centro integrador y promovemos a su vez el equilibrio y la armonía interior. Los mandalas geométricos favorecen además la comunicación entre ambos hemisferios. En el aula se transforman en un recurso útil para la relajación y la creatividad desde la autonomía del niño.

La primera aproximación a los mandalas para niños podemos realizarla a través de los dibujos de patrones para colorear que podemos fotocopiar o imprimir desde alguna página Web. Para que el trabajo sea fructífero, podemos presentar varias hojas con mandalas, una variedad también amplia de colores para elegir y acompañar el estímulo con una música instrumental o canciones suaves.

Mi maestro me ha enseñado a comenzar a pintar los mandalas desde el centro y desparramar el color por todo el círculo de adentro hacia afuera, esta modalidad favorece la búsqueda del propio centro. También es recomendable comenzar el mandala y terminarlo antes de pasar a otro. El ambiente puede ser cualquiera; el jardín, la plaza, el aula de clases, el taller o la habitación; lo mismo es aplicable para la postura corporal que puede elegirse libremente mientras que sea cómoda. Los materiales de trabajo son innumerables: lápices, marcadores, acuarelas, témperas, brillantina, telas, semillas, hojas, pétalos, trozos de papel de revistas o arena como los mandalas de los rituales de los monjes budistas del Tíbet. En una segunda instancia podemos avanzar hacia el dibujo propiamente dicho. Los niños pueden realizar producciones personales que guarden cierta simetría y colorearlas o copiar alguna estructura natural orgánica como por ejemplo un caracol o una fruta partida al medio. En el caso de los niños más pequeños podrían trabajar con collage en espacios concéntricos con hojas de una amplitud considerable. Ya siendo mayores pueden comenzar con el uso del compás, realizar construcciones más complejas, tallar, modelar, copiar -por ejemplo los rosetones de una iglesia- o elaborar una rueda medicinal con hilos, plumas, cintas, piedras, etc. Por último el recurso del patrón circular, es decir la producción dentro de un espacio circular sin el uso necesario de la dimensión geométrica, permite la expresión de sentimientos y emociones. A través de la realización de una seguidilla de trabajos, los pequeños podrán intuitiva e inconscientemente canalizar y buscar vías saludables para sus conflictos. En este tipo de producción es importante que al terminar cada dibujo el niño le ponga un nombre y luego pase al siguiente. Los mandalas pueden convertirse en una herramienta de trabajo personal para nosotros y una riqueza para el desarrollo armónico de los niños que nos han sido encomendados. Con probar nada se pierde y acaso podamos encontrarnos frente a frente con el propio misterio oculto a nuestros ojos.Dolores Hernández



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